domingo, 3 de octubre de 2010

AVANCE DE LA AGRICULTURA SOSTENIBLE



INTRODUCCIÓN

Este documento examina hasta donde ha avanzado América Latina en su búsqueda de una agricultura más sostenible, y algunos factores que explican ese grado de avance. Se pretende sacar un balance global de cuánto hemos recorrido, cuáles son los obstáculos en el camino y hasta donde es realista pensar llegar.

Por agricultura sostenible s entiende una agricultura que permite alimentar y vestir a toda la población a un costo razonable, ofrecer un nivel de vida aceptable para los que depende del sector y degradar poco la base de los recursos naturales.

El documento concluye que en términos globales el avance hacia agricultura más sostenible ha sido mínimo. Sin embargo, ese panorama general esconde el hecho que se ha progresado bastante en temas y lugares específicos.

Este documento esta dividido en seis secciones. La primera analiza los cambios generales en cuanto a la seguridad alimentaria de la población y los ingresos de la población rural. La segunda examina las tendencias generales en cuanto a al degradación de los recursos naturales relacionados con la agricultura. La tercera cuarta y quinta analizan el avance de la agricultura sostenible en cuanto a las políticas, las instituciones y la tecnología respectivamente, y la sexta presenta algunas conclusiones finales.


La seguridad alimentaria y los ingresos de la población rural

El comportamiento global del sector agropecuario en América Latina en las últimas décadas ha sido mediocre. Entre 1970 y 1990, la producción agropecuaria creció apenas los suficiente para mantener el mismo nivel de producción per capita de alimentos (WRI, 1992); y en los últimos cinco años, o sea más despacio que la población (Escudero, 1995).

Entre 1970 y 1990, la fracción de la población que vivía en pobreza y por lo tanto tenía dificultades para satisfacer sus necesidades de alimentación y ropa, se mantuvo alrededor del 45% y el porcentaje que se consideraba indigente porque sus ingresos no le permitan comprar una canasta básica de alimentos, se redujo sólo ligeramente, de 24 a 22%. En términos absolutos, la población en la pobreza creció de 120 millones de personas a 196 millones (CEPAL, 1994).

Durante el mismo período, la proporción de la población rural que vivía en pobreza bajó de 67 a 61%, pero en términos absolutos creció de 75 a 80 millones de personas (CEPAL, 1994). La pobreza rural se concentra en el Centro y Sur de México, las laderas de Centro de América y la zona andina, el nordeste de Brasil, Haití y la República Dominicana.

El número de minifundios creció 47% entre 1980 y 1990, pasando de 7.9 millones a 11.7 millones, y el crecimiento demográfico llevó a una reducción en el tamaño promedio de las fincas (Chiriboga y Plaza, 1993). A pesar de constituir casi el 70% de las explotaciones agropecuarias, estos productores sólo controlan el 3.3% de la superficie en fincas.

Los ingresos de los agricultores han sufrido por los bajos precios internacionales par sus productos, agraviados por la depreciación de las tasas de cambio y mayor competencia con bienes importados debido a la liberalización del comercio. Los pequeños productores han perdido gran parte de su acceso a crédito bajo condiciones preferenciales y en la mayoría de los países ha habido una reducción en los salarios (FAS, 1988).

En resumen, la agricultura latinoamericana ha avanzado poco en cuanto a su capacidad de resolver los problemas de seguridad alimentaria para la población o de ingresos para la población rural. La producción per capita de alimentos y la proporción de la población que vive en pobreza ha variado poco, mientras en términos absolutos ha seguido creciendo a una alta velocidad.

Lo que es más preocupante todavía es que a corto plazo no se perfilan cambios importantes que puedan revertir estas tendencias. Los simpatizantes de los procesos de ajuste estructura y la liberalización del comercio siempre dijeron que el modelo de sustitución de importaciones tenía un marcado sesgo contra el sector agropecuario y los sectores pobres del campo y que un modelo neoliberal favorecería a esos sectores. Sin embargo no ha sido así. La apertura comercial y la devaluación de las monedas nacionales redujeron la discriminación contra el sector agropecuario, pero la combinación de los bajos precios internacionales para los productos agropecuarios, la desprotección de la producción agropecuaria para el consumo doméstico y la presencia de monopolio y oligopolios comerciales y agroindustriales ha provocado, generalmente,, un estancamiento de la situación de los productores. Además últimamente se ha revertido la tendencia general hacia la devaluación de las tasas de cambio, y eso ha perjudicado al sector agropecuario.

La degradación de los recursos naturales

El concepto de recursos naturales renovables incluye; suelo, agua aire, material genético, flora y fauna. Estos recursos pueden ser degradados por sobreuso contaminación, destrucción física y por el uso de sistemas de producción que perturben el balance ecológico. Algunos de los problemas más severos de degradación de los recursos naturales ligados a la agricultura son: la erosión, acidificación, salinización, compactación y contaminación de los suelos y la lixiviación y extracción neta de sus nutrientes, la sedimentación de ríos, embalses y zonas costeras, el uso ineficiente de aguas de riego, cambios indeseados en los flujos hídricos, la contaminación del agua por agroquímicos y desechos agroindustriales, la erosión genética de cultivares y razas de animales y la pérdida de biodiversidad silvestre, la pérdida de masa boscosa, la degradación de pastos por sobrepastoreo y pisoteo, la destrucción de los depredadores naturales y de los microorganismos del suelo, la emisión del dióxido de carbón por quema de madera y de metano por ganado y arroz irrigado, la intoxicación de agricultores, obreros y consumidores por plaguicidas y la resistencia creciente de las plagas a estos plaguicidas.

Según las condiciones ecológicas y los sistemas de producción predominantes en cada región, los problemas de degradación de los recursos naturales varían. En las laderas y montañas de México, Centroamérica y los Andes los problemas centrales son erosión y degradación de pastos (CIP 1992; CIAT/IICA/CATIE/CIMMYT, 1991)

La producción intensiva de frutas, hortalizas, algodón y tabaco sufre sobre todo del uso excesivo de agroquímicos y de la compactación del suelo (Murray, 1994). En los márgenes de los bosques de la Cuenca Amazónica, Centroamérica y México la preocupación más grande es la deforestación y la degradación posterior de los suelos y los pastos (Painter y Durham, 1995). Las grandes áreas de monocultivos cereales del Cono Sur enfrentan problemas crecientes de fertilidad, plagas enfermedades y malezas ligados a la eliminación de la ganadería de los sistemas de producción y el uso inadecuado de rotaciones cultivos (Coscia, 1991, Viglizzo et al 1991). Para una fracción importante de las áreas irrigadas el factor limitante es la salinización de la tierra provocada por un manejo inadecuado del agua de riego (Millar, 1993; Umali, 1993). En muchas zonas desérticas áreas de la zona alta andina el sobrepastoreo es la causa más importante de degradación, y puede llevar a procesos de desertificación.

En los últimos veinte años ha habido un deterioro notable en la base de los recursos naturales para la agricultura, e incluso en los ritmos de deterioro. Entre 1970 y 1990, se perdieron 92 millones de has, de bosque en América latina, y la tasa de deforestación anual aumentó de 5,4 millones de has. en 1970 a 6,8 en 1990. Entre 1980 y 1990 las emisiones netas anuales de carbón generadas por cambios en el uso de la tierra en la región aumentaron de 384 millones de toneladas a 525 millones de toneladas. También se ha expandido el área de suelos erosionados, compactados y salinizados.

Muchos países usaban más plaguicidas por hectárea cultivada en 1987-89 que en 1977-79 y todos, excepto. El Salvador, usaban más fertilizantes químicos (Winograd, 1995).

Por otro lado, también existen tendencias positivas. Ha disminuido la tasa de deforestación en la amazonía brasilera y algunos países de América Central (Kaimowitz, 1955; Moran 1993). Se ha reforestado millones hectáreas de tierras erosionadas en las áreas templadas del Cono Sur con árboles de rápido crecimiento y hay millones de hectáreas sembradas con labranza de conservación. En varios países se ha reducido el uso de plaguicidas químicas. Han aparecido importantes industrias de insumos menos tóxicos y degradantes para el medioambiente como agentes biológicos para el control de plagas y biofertilizantes.

También hay decenas de miles productores que han adoptado sistemas agroecológicos, o por lo menos algunas prácticas que reducen la degradación de los recursos naturales.

La situación en cuanto al marco de políticas

Durante las últimas décadas, las políticas macroeconómicas y sectoriales favorecieron patrones no sostenibles de desarrollo agropecuario. Con escasas excepciones, incentivaron la concentración de la producción y el comercio en pocas manos el sobreuso de los recursos naturales y la contaminación la especialización excesiva y la pérdida de la capacidad de encontrar opciones de mediano y largo plazo.

Durante los años setenta, las políticas cambiarias y comerciales asociadas con el modelo de sustitución de importaciones en América latina discriminaron contra la agricultura. Las políticas alimentarias buscaron disminuir los precios de los alimentos básicos, producidos en gran medida por campesinos, aunque eso significara ingresos bajos para los agricultores. Eso desincentivó la inversión en la agricultura, haciendo menos rentables acciones dirigidas a cuidar los suelos, bosques y agua y perjudicó el nivel de vida de los agricultores.

Para compensar esa discriminación contra la agricultura, se subsidió el uso de la maquinaria y los agroquímicos y la expansión de la ganadería extensiva y el área regada a través del uso de crédito subsidiado, tasas de cambio sobrevaloradas políticas comerciales favorables para la importación de bienes de capital, tarifas bajas de agua y electricidad para riego e inversión pública en infraestructura, investigación, extensión y producción de semillas (Bebbington et al, 1993). Estas políticas fomentaron el uso excesivo de los plaguicidas tóxicos, el uso de fertilizantes químicos como la principal forma de mantener la fertilidad de los suelos, la conversión de bosques a pastos, los sistemas de monocultivo, una fuerte dependencia en recursos energéticos no renovables y el uso ineficiente del agua para riego.

Las políticas de subsidios tampoco favorecieron la equidad, ya que fueron las empresas de "agrobusiness" y los productores medianos y grandes quienes tuvieron mayor acceso a la subsidios. Los programas de crédito subsidiado y tecnología para los pequeños productores siempre recibían menores recursos que los programas para los grupos más fuertes. En gran medida, los campesinos sufrieron el impacto de las políticas que discriminaban contra la agricultura, pero no gozaron los beneficios de las políticas que deberían compensar dicha discriminación.

Las políticas de reforma agraria colonización y titulación de tierras típicamente consideraban el área forestal como "ociosa" y fomentaron su conversión para usos ganaderos o agrícolas. También existían incentivos fiscales para la deforestación y políticas macroeconómicas y fiscales e inversiones públicas en caminos que favorecían la especulación de tierras. Y aunque hubo iniciativas positivas de reforma agraria la mayoría de ellas fracasaron por priorizar más la conversión de los sectores reformados en clientes fieles a los gobiernos de turno, que la viabilidad económica de estos sectores.

En los últimos a{os, han disminuido los subsidios directos e indirectos para el uso d agroquímicos y para la deforestación. Entre muchos lugares han cambiado la políticas de colonización y reforma agraria en aras de disminuir la deforestación y algunos países han subido las tarifas del agua para riego o la han privatizado par hacer más eficiente su uso. En varios países se han reconocido los derechos territoriales de los grupos indígenas, las comunidades negras, quienes generalmente se han caracterizado por un uso más sostenible de sus recursos. Algunos ejemplos notables de las mejoras en políticas incluyen la eliminación de incentivos fiscales par la deforestación en la amazonía brasilera, la adopción de una política de subsidios para la agricultura en México que dejó de promover el uso ineficiente de agroquímicos o la siembra de cultivos anuales en tierras marginales, los incentivos para la reforestación y la privatización del agua de riego en Chile y las devaluaciones en Nicaragua y Honduras que desincentivaron fuertemente el uso de plaguicidas (Moran, 1993; Murray, 1994 Rosegrant y Binswanger, 1993; Secretaría de Desarrollo Social 1994).

Sin embargo, todavía no existe un marco de políticas de tasa de cambio, aranceles, crédito, comercialización, subsidios, tenencia de la tierra, información, inversión pública, normas y controles que favorezca la adopción de patrones tecnológicos más sostenibles. Muchas distorsiones que favorecen el deterioro de los recursos naturales persisten, y algunas de las medidas asociadas con los procesos de ajuste estructural y liberalización comercial, como son la promoción de las exportaciones de banano, productos agrícolas no tradicionales como frutas, hortalizas, flores y plantas ornamentales y madera extraída de bosques naturales y la liberalización de las importaciones de plaguicidas, han estimulado el uso excesivo de plaguicidas y la deforestación (Hoppin, 1991; von Amsberg, 1944). El sesgo pro-exportador de las políticas recientes también tiende a favorecer más a los grandes productores y a aumentar la vulnerabilidad de las economías.

La situación en cuanto al marco institucional

El marco institucional que caracterizó la agricultura latinoamericana en las décadas pasadas dista mucho de promover una agricultura sostenible. Las prioridades, estructuras organizativas, metodologías y recursos humanos respondían a los objetivos de aumentar la producción agropecuaria de corto plazo bajar los precios de los alimentos a los consumidores y establecer clientelas políticas en el campo, pero no a la búsqueda de una economía más democrática y de una relación más armoniosa entre la sociedad y la naturaleza. Además, tuvieron siempre un marcado sesgo verticalista, donde el Estado imponía las políticas con escasa participación de los sectores involucrados, sobre todo cuando se trataba de campesinos, indígenas, mujeres y agricultores de la zona marginadas.

Últimamente, ese marco institucional ha sido debilitado, pero se empiezan a perfilar apenas algunos elementos de un marco institucional alternativo. Casi han desaparecido las agencias públicas dedicadas a la comercialización de alimentos básicos y las empresas estatales productivas y han perdido presencia y recurso los organismos públicos de investigación y extensión agropecuaria, reforma agraria, crédito y riego, aún son débiles los gobiernos municipales y estatales, las agencias ambientales, las universidades, las organizaciones no gubernamentales y las organización campesinas e indígenas que podrían formar el núcleo de una nueva institucionalidad en el campo.

El sector público mismo comienza paulatinamente a cambias. Cada vez más los discursos de los jerarcas del sector reconocen de forma explícita la magnitud de la degradación de los recursos naturales y la necesidad de tomar medidas radicales para enfrentarla. Ya no extraña a nadie que los Ministros de Agricultura o los Congresos hablen de agricultura sostenible, agroecología o agricultura orgánica aunque todavía la práctica dista mucho de la retórica. Los institutos nacionales de investigación agropecuaria están dedicando más recursos a investigar sobre temas ligados al manejo de los recursos naturales, algunas veces incluso con enfoques agroecológicos. Se han fortalecido algunos organismos públicos encargados del monitoreo ambiental y el establecimiento de un marco regulatorio y se han financiado proyectos de áreas protegidas manejo de cuencas, agroforestería y forestería comunitaria y manejo integrado de plagas.

Estos cambios son positivos, pero su influencia real en el campo todavía es muy limitada. Se han creado nuevos reglamentos sin tener la capacidad de hacerlos cumplir. Se está investigando más sobre como manejar mejor los recursos naturales pero hay escasa participación de los agricultores o las posibilidades de difundir los resultados de la investigación son limitadas.

Muchas universidades latinoamericanas tienen un interés creciente en trabajar en temas ligados a la agricultura sostenible, pero la mayoría son académicamente débiles. En la mayor parte de la Centroamérica, el Caribe, los países más pobres de la zona andina y las regiones pobres de los otros países, las universidades investigan poco y tiene limitado acceso a la información producida por otras entidades, sus profesores y estudiantes cuentan con una formación académica deficiente y padecen de múltiples problemas institucionales. Al mismo tiempo, en las universidades con mayor fortaleza técnica existe la tendencia de dedicarse más a investigaciones netamente académicas y a tener a escasos vínculos con los actores menos privilegiados en su entorno.

Cientos de ONGs en América Latina trabajan con tecnología de manejo de recursos naturales ligada a la agricultura (Kaimowitz, 1993). Entre ellas existe una gran variabilidad de tamaño capacidad tecnológica y tipo de vínculos reales con los agricultores. Sin embargo, en toda la región probablemente no pasa de cien las ONGs que tienen un trabajo eficaz relacionado con agricultura sostenible, y sólo llegan a una fracción marginal de los agricultores. La gran mayoría de las ONGs que trabajan con estos temas son pequeñas, con limitada capacidad técnica y poco arraigo real entre los agricultores a quienes supuestamente apoyan. Las ONGs son muy dependientes de fondos externos de Europa y Estados Unidos, lo cual es muy preocupante ya que dichos fondos tienden a disminuir.

La ONGs ha desempeñado un papel importante en promover el uso de tecnología sencilla para el manejo de recursos naturales tales como el uso de abonos orgánicos y cultivos de cobertura obras de conservación de suelos, reforestación repelentes naturales e insecticidas botánicos (IDESAC et al, 1989; Kaimowitz et al, 1992). En general, estas son alternativas tecnológicas que se conocen desde hace bastante tiempo, y las ONGS han hecho relativamente poco para adaptarlas a las condiciones específicas de las distintas regiones productores.

Muchas ONGs hablan sobre la importancia de aprender de los agricultores y rescatar tecnología autóctona, pero pocas logran hacerlo de manera sistemática. También hay una brecha muy grande en cuanto al discurso de la mayoría de las ONGs sobre la participación de los agricultores en sus programas y la situación real.

Un aspecto positivo del trabajo de las ONGs con agricultura sostenible en los últimos años ha sido la tendencia a crear instancias nacionales y regionales para construir consensos sobre políticas, intercambiar experiencias, metodología y materiales y realizar actividades de forma conjunta. Muchas ONGs que trabajan con agricultura sostenible forman parte del Consorcio Latinoamericano de Agroecología y Desarrollo (CLADES), el Consorcio de Desarrollo Sostenible Andino (CONDESAN) la Federación Internacional de movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM), la Asociación para el Mejoramiento de los Cultivos Orgánicos (OCIA), el Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe (MAELA) y el Servicio de Información Mesoamericana de Agricultura Sostenible (SIMAS). También existen redes nacional de ONGs y otras entidades que trabajan con agricultura sostenible, agroecología o temas similares en casi todos los países de la región.

Otro fenómeno positivo, aunque incipiente, ha sido la incorporación del concepto de agricultura sostenible en el trabajo de muchas de las organizaciones campesinas e indígenas. Algunas organizaciones campesinas, como el Consejo Nacional Coordinador "Plan de Ayala" en México, los sindicatos campesinos en Ecuador y el Consejo de Pequeños y Medianos Productores "Justicia y Desarrollo" y en Costa Rica, han encontrado en el apoyo de las opinión pública por el ambiente, una oportunidad para construir nuevas alianzas, planteando que la defensa de la pequeña producción es necesaria para preversar los sistemas de producción diversificados y conservar los recursos naturales (Toledo, 1992). Dado que ya no hay tanto apoyo urbano para reformar agraria crédito agrícola subsidiada o políticas comerciales que protegen la agricultura, estos grupos esperan ganar apoyo de la clase media y los grupos ambientalistas internacionales con base en el potencial de los pequeños productores como guardianes de la tierra, bosques, agua y recursos genéticos. Este es un fenómeno reciente, y todavía está más a nivel de discurso que de acciones concretas, pero a mediano plazo podría resultar de mucha importancia.

La situación en cuanto a la disponibilidad de alternativas tecnológica

Para analizar el avance en cuanto a la tecnología para una agricultura sostenible, se ha dividido la tecnología relacionado con agricultura sostenible en seis tipos:

a. insumos alternativas

b. tecnología de alta precisión

c. prácticas de manejo y obras físicas

d. tecnologías "agroecológicas"

e. alternativas de ordenamiento territorial

f. tecnología de comercialización

Los insumos alternativos sustituyen insumos tóxicos, dañinos para el medio ambiente y basados en recursos naturales no renovables por otros productos menos nocivos con abonos orgánicos, biofertilizantes, lombrices, agentes de control biológico, repelentes naturales, feromonas y plaguicidas químicos menos tóxicos y/o con menores efectos residuales (Altieri, 1995).

En este caso se usan insumos de fuera de la parcela, igual como se hacía con la tecnología de la revolución verde, lo único que cambia es el tipo de insumo que se usa. Por lo tanto, este es uno de los tipos de tecnología más fácilmente compatible con las estructuras organizativas y metologías de la investigación y transferencia de tecnología agropecuaria actual, y un alto porcentaje de los éxitos hasta la fecha han sido con este tipo de tecnología. Ya existen mercados importantes para Bacillus Thuringiensis (BT), Trichogramma y otros agentes biológicos, plaguicidas con base botánica, "biofertilizantes como rhizobium, micorrizas y azobacteres y abonos orgánicos de distintas fuentes, y se puede anticipar que el uso de estos productos aumentaran sustancialmente en los próximos años.

Las tecnologías de "de alta precisión" reducen el uso de agroquímicos, agua y energía no renovable a través de un afinamiento de las dosis, formas y momentos de aplicación de insumos, agua y maquinarias que evita cualquier uso por encima de óptimo económico (Munson y Runge, 1990). Por ejemplo, se puede usar umbrales económicos de incidencia de plagas para determinar cuándo aplicar plaguicidas, fertilizar con base en análisis del suelo pro parcela, ajustar las densidades de siembra a las condiciones de cada parcela e instalar sistemas de riego que permitan mayor control sobre los flujos de agua. Los modelos de programación lineal y no lineal ayudan a identificar formas de ahorrar en el uso de la tierra, maquinarias agua e insumos

Muchas de estas tecnologías, aunque no todas, requieren métodos algo sofisticados, y por lo tanto, han sido aprovechados principalmente por productores grandes. Al mismo tiempo que disminuye el uso excesivo de bienes de capital también disminuyen los costos de producción. Con el avance de la revolución informática se puede anticipar que este tipo de tecnología se utilizar cada vez a mas aportando al uso más eficiente de los bienes de capital, pero haciendo mas difícil para los pequeños productores competir con los productores más grandes.

Mucha de las tecnología tradicional de conservación de suelos y agua tienen como base las prácticas de manejo y obras físicas de manejo y obras físicas, como terrazas, acequias, muros, siembra en contorno, labranza mínima y labranza cero y obras de captación, almacenamiento, distribución y drenaje de agua. También hay algunas alternativas de manejo de plagas basadas en prácticas culturales, como la incorporación de rastrojos, el uso de podas y la eliminación de plantas hospederas de plagas.

Estas tecnologías difieren de las tecnologías anteriores en cuanto a que su aporte al manejo de recursos naturales no viene principalmente a través de una reducción en el uso de bienes del capital.

La mayoría, aunque no todas, requieren inversiones adicionales en mano de obra o maquinaria, lo que puede dificultar su adopción, especialmente cuando no generan un alto retorno a corto plazo que justifique la inversión adicional. En el pasado, frecuentemente se asumía, erróneamente, que los campesinos disponen de mucha mano de obra subocupada, que se puede aprovechar para invertir en estas tecnologías de los esfuerzos para promoverlas.

De todas estas prácticas, quizás las únicas que han tenido una amplia adopción, han sido las relaciones con la labranza de conservación. Esa tecnología requiere nuevas inversiones en maquinaria e implementos, pero en relativamente corto plazo reduce los costos de producción. Por otro lado, hay amplias áreas donde tradicionalmente los agricultores usaban terrazas y otras prácticas de conservación de suelo, pero esas tradiciones se han ido perdiendo debido a la necesidad de los productores de buscar fuentes de trabajo fuera de las fincas (Zimmerer, 1993).

Las tecnologías agroecológicas aprovecha los principios ecológicos tales como diversidad en el espacio y el tiempo, reciclaje de nutrientes, depredación natural y parasitismo, máximo aprovechamiento de luz y agua, fijación biológica de nitrógeno y recursos genéticos adaptados a las condiciones locales par crear agroecosistemas más productivos y estables y menos dependientes de recursos externos (Altieri, 1987). Las tecnologías de este tipo incluyen las rotaciones y asociaciones de cultivos, los sistemas mixtos agrícolas-ganaderos, agroforestales y silvopastoriles, el uso de leguminosas, al control biológico clásico, el mantenimiento de la diversidad genética y el reciclaje de desechos agroindustriales, como la pulpa de café, el banano de desecho, el bagazo de la caña de azúcar y el excremento de establos y chiqueros para distintos usos.

En su máxima expresión, este tipo de tecnología implica rediseñar de forma completa los sistemas de producción, y no sólo cambiar algún componente especifico. Esta pretensión, sin embargo, contradice la tendencia de la mayoría de los agricultores de adoptar sólo componentes tecnológicos aislados, y por lo tanto requiere esfuerzos más intensivos de transferencia de tecnología. Probablemente sólo se aun pequeño grupo de agricultores los que asimilan la filosofía de un enfoque agroecológico de alta productividad y reestructuran sus sistemas de producción. Sin embargo, si ha habido un aumento sustancial en el uso de abonos verdes en muchos lugares, el reciclaje de desechos agroindustriales y otras prácticas puntuales. Es probable que paulatinamente aumente la adopción de patrones tecnológicos agroecológicos, aunque no se puede esperar que ese proceso sea muy rápido.

Por tecnologías de "ordenamiento territorial", se entiende todos aquellos cambios en los patrones de uso de la tierra que degradan menos los recursos naturales. Estos cambios en el uso de la tierra son producto no solo de cambios en los precios relativos, sino también de tecnologías que modifican la rentabilidad comparativa de los distintos usos de suelo. Ese cambio en rentabilidad puede ser directo cómo cuando se expande el área del bosque como resultado del desarrollo de una nueva variedad de árbol de rápido crecimiento o puede ser indirecto -cuando mejoras tecnológicas en el arroz aumenta su oferta en zonas productivas, reduce su precio y desincentiva la producción de arroz en zonas marginales (Harrington, 1994).

Probablemente, la tecnología de ordenamiento territorial que mayor impacto ha tenido hasta ahora ha sido el mejoramiento genético forestal, permitiendo una gran expansión en el uso de árboles de rápido crecimiento, en varias regiones, pero especialmente en el Cono Sur. Esto ha permitido reducir la erosión en grandes áreas de laderas aunque también ha generado otros tipos de problemas debido al enfoque de monocultivo de las plantaciones, el desplazamiento de especies nativas, la contaminación asociada con los procesos industriales y el desplazamiento de los pequeños productores por las grandes empresas forestales.

Las tecnologías de comercialización le permiten al productor obtener mejores precios para sus productos por ser "orgánicos" o producidos en sistemas "sostenibles". Estas tecnologías incluyen sistemas de certificación y sellos verdes que garantizan que los productos agropecuarios y forestales han sido producidos usando tecnologías de manejo de recursos naturales y formas innovativas de distribución de esos productos. Ya existen iniciativas importantes de producir, procesar y exportar ajonjolí, algodón, café, cacao, frijol y soya orgánica, y también hay mercados pequeños pero crecientes para estos productos en la región. También se ha comenzado a exportar madera y otros productos forestales con "sellos verdes", que supuestamente reflejan que esos productos han salido de sistemas donde existe un manejo sostenible.

En muchos casos, aunque no siempre, la agricultura orgánica produce rendimientos físicos por debajo de los que permiten un agricultura con algo uso de insumos. Esto, sin embargo, se puede compensar con el menor gasto en insumos y los precios más altos que logran los productos orgánicos (Pretty, 1995). De igual forma, en algunos casos de sobreprecio que permite el manejo sostenible de los bosques nativos cuando se vende los productos, justifica los costos adicionales, sobre todo cuando se incluye una etapa de transformación industrial.

Se puede esperar que durante los próximos años sigan creciendo los mercados para los productos orgánicos y con "sellos verdes", aunque seguirán representando un pequeño porcentaje de los mercados globales. La producción para estos mercados también debe de generar experiencias valiosas a niveles tecnológicos que puedan ser incorporadas por otros productores que no necesariamente vende en estos mercados.

Conclusiones

Visto en su conjunto, las macrotendencias de la agricultura latinoamericana reflejan poco avance en cuanto a la sostenibilidad. Se nota poco progreso tanto en la seguridad alimentaria y los ingresos de los sectores pobres del campo como en la degradación de los recursos naturales. En términos generales, el marco de políticas todavía favorece a una agricultura de carácter excluyente que degrada los recursos naturales, la capacidad institucional para promover una agricultura sostenible es todavía una débil y muchas de las tecnologías disponibles que podrían aportar a una agricultura sostenible son difíciles de adoptar.

Existen, sin embargo, semillas de esperanza o como dice Miguel Altieri "semilla de resistencia". Ciertas políticas que incentivaban la deforestación y el uso de agroquímicos han cambiado. Se empieza a visualizar algunos elementos que podrían formar la base de un nuevo marco institucional que promueve la agricultura sostenible. Actualmente están dispersos en múltiples pequeños esfuerzos por entidades públicas, proyectos, universidades, ONGs gobiernos locales y organizaciones campesinas y ambientalistas. También existen algunas alternativas tecnológicas como el uso de agentes biológicos para el control de plagas y la labranza conservacionista que han logrado una amplia difusión.

Todavía es demasiado temprano para determinar si estas semillas de esperanza son islas asiladas en un mundo que va irreversiblemente hacia una globalización excluyente y depredadora de la naturaleza o si son los gérmenes de un nuevo modelo de agricultura basado en principios solidarios y ecológicos. Pero esto no es simplemente un pregunta académica para ser constatada de forma empírica. Sin querer caer en el voluntarismo más vulgar, sospechoso que la respuesta a la pregunta depende en parte de nuestros propios esfuerzos. Desapreció para siempre la época en que se contaba con las leyes inexorables de la historia para lograr el progreso. De nuevo, somos responsables de nuestro propio futuro.

LIBROS Y MANUALES DEL AUTOR

El autor de éste blog, con la experiencia profesional y el nivel académico que obstenta, ha publicado los siguientes libros y manuales:

Libros:

1. La Educación para el desarrollo Sostenible
2. Carta de la Tierra: "Camino hacia un desarrollo sostenible"
3. Carta al desarrollo Humano
4. Educación ambiental
5. Educación ambiental para un desarrollo sostenible

Manuales:

1. Cultivo de arroz
2. Cultivo de maíz
3. Cultivo de café
4. Cultivo de cacao
5. Cultivo de Palma aceitera
6. Cultivo de tomate
7. Cultivo de mango
8. Cultivo de Palto
9. Cultivo de Tomate
10. Cultivo de Pomelo
11. Como reconocer a los cítricos en campo
12. Cultivo del limón
13. Cultivo de naranja
14. Cultivo de frijoles
15. Cultivo de soya
16. Cultivo de papaya
17. Cultivo de maní
18. Cultivo de pepino dulce
19. Cultivo de lechuga
20. Cultivo de piña
21. Manual de fisiología vegetal: Partes I y II
23. Manual de Ecofisiología
24. Otros

Usted puede obtenerlos digitalmente por este medio.

Para mayores consultas con el Autor a los E mail: fsghdito@gmail.com o al fsgh_dito@yahoo.es

jueves, 28 de junio de 2007

RIQUEZA, POBREZA Y DESARROLLO SOSTENIBLE

Alumnos de la Facultad de Zootecnia, UNAS-Tingo María 2007.
Ingº. Fernando S. GONZALES HUIMAN
DOCENTE DE LA FACULTAD DE AGRONOMÍA
UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA DE LA SELVA, TINGO MARÍA-PERÚ
http://fgonzalesh.blogspot.com

e mail: fsgh_dito@yahoo.es fsghdito@gmail.com

Las sociedades rurales del tercer mundo padecen de empobrecimiento, desintegración social, emigración en gran escala y devastación ambiental. Aunque todavía existe debate para asignar responsabilidades, la mayor parte de los pobres continúan viviendo en zonas rurales y luchando contra todo para sobrevivir. Para muchos, la pobreza y la marginalidad aún son obstáculos difíciles de superar. El debate moderno alrededor del desarrollo rural, inspirado en parte por la búsqueda de la sostenibilidad, refleja la profunda polarización que permea todas las dimensiones de la vida en estos países.

Las historias estereotipadas de la modernización en América Latina describen la marcha del progreso en términos exageradamente benévolos. El análisis convencional del desarrollo agrícola alaba y premia a los pocos productores que tienen los recursos y conocimientos para utilizar paquetes agresivos e innovadores destinados a modernizar la producción rural. En contraste, de los productores pobres se dice que en tanto son circunscritos por su herencia étnica y social, y por una carencia de conocimiento y capital, destruyen y desperdician el potencial productivo de su legado natural; siguen cultivando productos tradicionales en lugares inadecuados, con técnicas y semillas obsoletas.

Alrededor del mundo, la gente pobre es acusada de destruir sus entornos. Estas acusaciones, entonces, justifican las políticas que después amenazan la propia existencia de los grupos sociales tradicionales y de sus sistemas productivos. Su incapacidad de adaptarse es evidencia que refuerza la idea de que estos grupos son la causa del atraso social y económico de las áreas rurales. Aún en las sociedades más modernas, "culpar a la víctima" de su propia situación y de su falta de progreso colectivo es un fenómeno bastante común.

Esta percepción de la pobreza como causa de los problemas ambientales en el medio rural es equivocada. El debate convencional lamenta el destino de los pobres y la incapacidad de asignar recursos suficientes para atacar los síntomas de la privación que persisten en medio de la abundancia de estas mismas sociedades. En contraste, nos enfocamos en la acumulación de riqueza sin precedentes, lo cual ha polarizada a la sociedad y propagada la pobreza. La reorganización del control y de la utilización del espacio y los recursos, engendrada por la intensificación de la producción rural, está violando los principios básicos de la naturaleza y amenazando la viabilidad de las comunidades rurales. Los pobres no saquean la tierra debido a su insensible desperdicio de recursos, sino por la falta de una distribución equitativa de la riqueza social disponible y de la manera despiadada en que los ricos y poderosos defienden su control. La disparidad en los sistemas sociales y productivos prevalecientes en toda Latinoamérica está conduciendo al desastre. Con el creciente desempleo y la discriminación contra los productores rurales de pequeña escala, la degradación ambiental está procediendo aceleradamente.

Visto desde esta perspectiva, el sistema mundial incrementa a diario la polarización entre pobreza y riqueza -entre naciones, regiones, comunidades e individuos. Ahora, un grupo pequeño de naciones domina la estructura global de poder, guía la producción y determina quién puede progresar. Las demás compiten entre ellas para seducir a los poderes corporativos y financieros para que inviertan dentro de sus fronteras. De manera similar, muchas comunidades se pelean entre sí -sacrificando el bienestar de su población y la calidad de su propia infraestructura- ofreciendo diversos subsidios para atraer las inversiones privadas a sus regiones. Esta dinámica no conduce a la promoción del desarrollo sostenible. Las regiones incapaces de atraer la inversión sufren el innoble destino de los perdedores en la permanente olimpíada económica, condenándose al olvido en el escenario mundial. En su lucha por sobrevivir dentro del mercado global, muchas de las poblaciones rurales del mundo están condenadas a la marginalidad y a la pobreza permanente.

La teoría convencional del desarrollo busca soluciones a la pobreza en los cambios estructurales producidos por el mercado. Los expertos en desarrollo internacional, y sus aliados entre los ambientalistas, se unen en un esfuerzo por arrancar a los pobres y a las indígenas de sus regiones; justifican su desalojo con argumentos que mezclan la búsqueda de la eficiencia económica con la acusación de que estos grupos propagan la destrucción de la naturaleza. Estas estrategias conducen a dos preguntas que están en el fondo de este ensayo. La primera: ¿es posible o deseable una nueva era de crecimiento dentro de este modelo dadas las limitaciones ambientales? Segundo, habida cuenta la trayectoria histórica, ¿existe evidencia demostrada de que los nuevos niveles de crecimiento proporcionarán mayor equidad económica (y por supuesto política y social), entre los diversos grupos de naciones, regiones, comunidades e individuos?

La respuesta a ambas preguntas es no. Una estrategia de libre mercado no puede tender un puente sobre el abismo entre los ricos y los pobres, característico de los dualismos de nuestros días. Más bien, proponemos un enfoque que reconoce que los recursos naturales están limitados, que se centra en los temas de pobreza y sostenibilidad, ofreciendo un programa de desarrollo rural para aquellos actualmente excluidos y el cual también mejorará las condiciones del resto de la sociedad. Tanto el creciente número de pobres como los problemas ambientales en aumento requieren soluciones que sean menos dependientes de los azares del mercado; que tomen en cuenta lo redundante que resulta para grandes porciones de la población su inserción en la estructura actual de la producción y del crecimiento económico y, que en consecuencia, fortalezcan a esta gente, creando un sistema en el cual las comunidades puedan sobrevivir sin una integración completa al mercado global.

Las investigaciones muestran que cuando se da oportunidad y acceso a los recursos, los pobres, más que otros grupos sociales, están propensos a emprender acciones directas para proteger y mejorar el ambiente. Desde esta perspectiva, entonces, un modelo de desarrollo alternativo requiere de nuevas formas de participación directa de las comunidades campesinas e indígenas dentro de un programa de creación de empleos en las áreas rurales, que incrementen los ingresos y mejoren los estándares de vida. Al recomendar políticas que fomenten y salvaguarden a los productores rurales en sus esfuerzos para llegar a ser nuevamente una fuerza social y productiva vibrante y viable, este ensayo propone contribuir al conocimiento de los pasos requeridos para promover la sostenibilidad.

En nuestra búsqueda de algunas visiones sobre la relación entre la gente y los ambientes naturales, comenzamos por ofrecer una descripción de las fuerzas económicas dominantes en la escena mundial, a través de las cuales la acumulación real de riqueza desencadena la pobreza. Los enfoques y modelos convencionales heredados del "norte" no han resuelto los problemas de la vasta mayoría de la población del mundo, la cual vive hoy en las condiciones de mayor pobreza de la historia reciente de la humanidad. La creciente brecha entre ricos y pobres, al interior de las naciones o en una escala internacional, ofrece un testimonio inobjetable de lo inadecuado del actual modelo de desarrollo económico.

Este ensayo identifica varias oportunidades para reflexionar acerca de la importancia de la sostenibilidad y de las posibilidades de instrumentar enfoques que nos muevan hacia una nueva dirección. Pero también sugiere que hay obstáculos significativos para alcanzar dicho progreso. Superar estos obstáculos requiere algo más que políticas bien intencionadas: necesita una nueva correlación de fuerzas sociales, un movimiento basado en la amplia participación democrática en todos los aspectos de la vida, dentro de cada país y en el concierto de las naciones. Las estrategias para enfrentar estos cambios deben responder tanto al reto de aislar a estas comunidades de mayores despojos, como de asegurar su viabilidad.

Entre las muchas preguntas que surgen de esta discusión, las de mayor importancia pueden ser agrupadas dentro de las siguientes áreas:

• ¿Cuál es la relación entre pobreza y degradación ambiental?
• ¿Pueden ser superados los obstáculos a la sostenibilidad mediante la elevación de los niveles de ingreso per cápita?
• ¿Pueden las políticas dirigidas hacia la erradicación de la pobreza contribuir también a reducir las presiones sobre el ambiente?
• ¿Están los ricos de todo el mundo confrontando los problemas de la sostenibilidad responsablemente? ¿Cuál es su nivel de responsabilidad en las acciones dirigidas ala protección ambiental y a la conservación en las áreas habitadas por los pobres?

La sostenibilidad no es posible en las áreas rurales de Latinoamérica mientras la expansión del capital aumente los rangos de pobreza e impida el acceso de los pobres a los recursos necesarios para la mera sobrevivencia. El capitalismo no necesita ya de ejércitos crecientes de desempleados para asegurar salarios bajos, ni necesita controlar vastas áreas para asegurar el acceso regular a las materias primas y a los productos primarios requeridos por su maquinaria productiva. Más bien, el capital ha asumido control del Estado, modificando las estructuras social y productiva para deprimir los salarios y adquirir sus productos a bajos precios. Sin embargo, el mercado sigue desplazando a la gente a abandonar sus comunidades, empobreciéndola y sus entornos. Se requieren, por lo tanto, cambios profundos para facilitar una estrategia de desarrollo sostenible. En la sección final exploramos tal enfoque, sugiriendo que es posible y necesario promover una alternativa: una estructura que permita mayor autonomía para que la gente reconstruya sus sociedades rurales y produzca bienes y servicios de una manera sostenible, mientras se expanden los servicios de protección ambiental que siempre han proporcionado.

RIQUEZA, POBREZA Y DEGRADACIÓN AMBIENTAL

CONTEXTO DE LA CRISIS ACTUAL

La pobreza rural hunde sus raíces en las desigualdades profundas que caracterizan a nuestras sociedades: una estructura social que desdeña lo rural. El poder económico y político se apropia de los bienes de otras personas y aun de sus derechos para disfrutar de un ingreso mínimo decente. Los problemas ambientales de Latinoamérica rural reflejan ahora la herencia de un patrón de desarrollo político polarizado. En esta sección identificamos las principales fuerzas que están determinando el proceso simultáneo de desarrollo y de empobrecimiento rurales y discutimos algunas de sus manifestaciones.

Aunque el proceso difiere grandemente de país a país, y aún al interior de cada país, los resultados han sido notablemente similares. La colonización de Latinoamérica dio origen a una serie sin fin de desplazamientos, apropiaciones y expropiaciones. Conforme las olas sucesivas de colonizadores demandaron las tierras de mayor productividad, el uso de la tierra evolucionó de su vocación histórica, productora de los requerimientos básicos para la supervivencia humana y social, al énfasis actual en la producción de cultivos que aseguran una ganancia a los propietarios. Por más de 500 años, los primeros habitantes de Latinoamérica y sus sucesores, han sido forzados una y otra vez a buscar refugio en condiciones cada vez más marginales, a partir de ecosistemas cada vez más frágiles.

Las haciendas y las plantaciones fueron dos de los muchos sistemas que iniciaron un proceso de especialización e intensificación productivas que aún hoy continúan descargando su cólera sobre la pobreza humana y desencadenando estragos ambientales. Los sistemas productivos del "viejo mundo" desplazaron a los métodos indígenas de producción en los esfuerzos por abrir áreas para la explotación, producción y extracción de bienes para los mercados europeos: los minerales y metales preciosos, las maderas tropicales duras, las ricas frutas y vegetales exóticos. Grupos pequeños, pero poderosos, centralizaron el control de la tierra y llegaron a influenciar y aún a controlar los gobiernos nacionales.

Hacia mediados del siglo XX, los empresarios rurales comenzaron a modelar una nueva tradición científica, utilizando los recursos estatales y corporativos para inventar lo que pronto se conocería como la "revolución verde". Desplazando a los agrónomos que habían trabajado dentro de la tradición campesina, los técnicos introdujeron agroquímicos y maquinaria que utilizan fuentes de energía no renovables para aumentar la productividad. Respondiendo al espectro neo-maltusiano, los diseñadores de la política presionaron a las instituciones multilaterales financieras y de desarrollo (como el BID, FAO, BIRF, FMI) para expandir el alcance de la "revolución verde". Insistiendo en la necesidad de extraer aún mayores volúmenes de las granjas comerciales, los modernizadores enfocaron sus esfuerzos a promover el desarrollo agrícola entre aquellos grupos sociales mejor preparados para aprovechar de las nuevas oportunidades productivas: los sectores integrados a los establecimientos institucionales modernos, incluyendo a las estructuras políticas elitistas y al sistema de crédito.

Su fácil acceso al crédito y al control de las tierras más fértiles les permitió emplear tecnologías modernas para elevar la productividad y seleccionar los cultivos más valiosos. Utilizando maquinaria para remodelar la tierra, equipo para llevar agua por canales y agroquímicos para controlar plagas y compensar la pérdida en la calidad del suelo, los modernizadores lograron elevar la prodigiosidad de la tierra. Guiados por una visión optimista de los poderes de la tecnología para la que nada parecía imposible, desataron el potencial productivo del germoplasma de alto rendimiento desarrollado en los nuevos laboratorios biotecnológicos, para generar productos de valor comercial para los mercados locales y de exportación. Aun cuando ellos sembraron los productos más tradicionales de la dieta local, con frecuencia fueron capaces de obtener niveles record de productividad. De manera similar, las empresas comerciales modernas en ganadería, pesca y silvicultura, elevaron su productividad, yendo más allá del paquete de la "revolución verde" en insumos mecánicos y químicos, para incorporar rápidamente los avances más novedosos en biotecnología. Finalmente, la estructura social y política facilitó su acceso a los canales de distribución y, en consecuencia, les permitió ganancias extraordinarias en comparación con las de los otros grupos de productores.

Se ha generalizado, así, el uso dispendioso del agua, la energía y los agroquímicos. Es una respuesta lógica a las políticas erróneas que estimularon la producción mediante precios subsidiados para los insumos agrícolas clave. A nombre del progreso, y para contrarrestar la amenaza maltusiana, los modernizadores remodelaron el hemisferio completo: haciendo florecer los desiertos, abriendo los bosques húmedos tropicales, desnudando las montañas, drenando los pantanos y humedales, y cortando las raíces que sustentan los manglares.

Poca atención se prestó al impacto de largo plazo de este nuevo "paquete de insumos" sobre el suelo o sobre otras dimensiones del ambiente físico, tales como el clima o la calidad del agua. Los riesgos contra la salud de los trabajadores y de los consumidores fueron abordados tardía y parcialmente. No se atribuyó importancia a los inconvenientes que tales avances traerían sobre el empobrecimiento de la mayoría de los productores para quienes el crédito era escasamente disponible. Se asignaron pocos recursos para la investigación y la asistencia técnica que atendiera a las necesidades de los grupos tradicionales de productores.

El sacrificio humano continúa siendo extraordinario. A todo lo largo y lo ancho de Latinoamérica, las comunidades agrarias han sido desplazadas de tierras valiosas y arrinconadas en zonas inapropiadas, confinadas en regiones de acceso cada vez más difícil, con las tierras más pobres o más inadecuadas y con la más precaria disponibilidad de agua. Engañados o entrampados en regiones y empleos insostenibles, ellos encuentran difícil o prohibitivo continuar las tareas importantes de conservación del suelo y el agua y los manejos que fueron parte integral de la práctica normal de sus ancestros. No tienen más alternativa que utilizar y devastar sus propios ambientes en su lucha desesperada por sobrevivir.

Aun cuando los agricultores pobres poseen tierras de cultivo, por lo común se encuentran atascados en la marisma de restricciones burocráticas, sin posibilidades de cultivar productos comerciales valiosos o variedades modernas de sus cultivos tradicionales. Con el deterioro que les provocan los términos de intercambio,4 muchos pequeños agricultores no tienen otra alternativa que buscar empleo donde sea, y frecuentemente se ven obligados a vender, transferir o simplemente abandonar sus tierras. Paradójicamente, la gente del campo ingresa al ejército de reserva de trabajadores en momentos en que los salarios reales y los ingresos rurales se vienen abajo. Conforme los logros tecnológicos y científicos se integran a los establecimientos industriales y empresariales, una proporción cada vez menor de esta vasta y creciente clase trabajadora debería convertirse en productora de los bienes ahora consumidos por una sociedad dominada por el mercado.
Aún más: la yuxtaposición perniciosa de los grupos sociales impuesta por el funcionamiento normal de la economía de mercado, no sólo limita severamente las oportunidades de las masas de trabajadores y campesinos en cuanto al avance material y la participación política, sino que convierte a muchos de estos grupos en olas migratorias que buscan nuevos lugares para sobrevivir, frecuentemente en áreas inadecuadas debido a la fragilidad de sus ecosistemas.

La expansión acelerada del segmento moderno de la sociedad rural está, en consecuencia, ocasionando mayores y más severos problemas ambientales observados en las décadas recientes. Los trabajadores son envenenados en los campos, mientras que sus familias sufren por los efectos de la contaminación química y orgánica en sus comunidades. Los campesinos soportan condiciones de trabajo intolerables como trabajadores, o enfrentan a estados militarizados en su lucha por un poco de dignidad. Los estragos ambientales, acumulados por décadas, han acelerado su ritmo e intensidad a tal grado que ahora representan una gran amenaza para la viabilidad de incontables especies de flora y fauna, así como para la misma sociedad humana. El clamor de grupos de ciudadanos y ambientalistas organizados es testimonio de este fenómeno.

POLÍTICAS QUE PROMUEVEN LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL Y LA POBREZA RURAL

Como respuesta a la devastación, gran parte del sector empresarial está ahora obligado a "racionalizar" el uso de los recursos naturales. Después de haber transformado la naturaleza, ahora ellos deben reconsiderar como proteger su inversión. Frente a los controles impuestos sobre los productos importados por las naciones ricas, algunos utilizan químicos de manera más moderada o cambian a fórmulas menos dañinas. Los esfuerzos en los países latinoamericanos por promulgar un conjunto adecuado de regulaciones protectoras también han obligado a algunos productores a modificar sus prácticas, pero en muchos lugares las distorsiones burocráticas dificultan hacerlas valer efectivamente. Otros responden a las nuevas políticas que eliminan los subsidios de todos los productos de este tipo, utilizando recursos con mayor cuidado o cambiando las técnicas para reducir los costos o incrementar la productividad. Para este sector, una combinación de sus propios intereses, junto a las respuestas a las señales administrativas y del mercado, reforzada por una vigilancia social apropiada, puede conducir a una reducción progresiva del daño ambiental, en regiones ya ocupadas con anterioridad por el sector comercial.

Sin embargo, aunque las estrategias políticas para fomentar a la protección ambiental son un avance deseable, pocos pasos se han tomado para proteger a las poblaciones en riesgo. Mientras tanto, el eslabón político crucial que determina la correlación entre las expropiaciones de los recursos naturales y ambientales y la explotación de la gente, se mantiene en el dominio de las organizaciones de base: los organismos no-gubernamentales (ONGs), los grupos de mujeres, algunos grupos ambientalistas, organizaciones sindicales y los mismos productores directos. La experiencia reciente demuestra cómo el desarrollo sostenible complementa las luchas para la justicia social, derechos humanos y diversidad cultural (tal como el movimiento que confronta el "racismo ambiental"), la política rural continúa reforzando procesos sociales que penalizan a los pobres. El análisis oficial "culpa a las víctimas" por los dilemas que enfrentan, y les suma las críticas devastadoras de las instituciones gubernamentales creadas para sostener entre las clases inferiores la visión de que el mercado "libre" produce un uso mucho más eficiente de los recursos y una tasa mayor de crecimiento económico.

Los sistemas modernos de producción continúan su expansión, disputando los derechos de los campesinos e indígenas sobre sus tierras más productivas y sus recursos más valiosos. Las instituciones oficiales, nacionales e internacionales, impulsaron nuevas estrategias para premiar a los agricultores comerciales por sus aportaciones al desarrollo nacional, asegurándoles continuamente el acceso privilegiado a los recursos más valiosos de la sociedad en proceso de modernización: la tierra y los recursos naturales, la tecnología, el crédito y los canales del mercado. La pobreza es acentuada por esta expansión, la cual frecuentemente condena a la devastación a las regiones y a la gente que ahí vive. En la nueva arena política, la lucha de los pobres es cada vez más difícil. En el mejor de los casos, los grupos marginados pueden intentar reclamar una pequeña proporción de los presupuestos oficiales para sus esfuerzos; ahora reclaman a la comunidad mundial para que les entienda y apoye o recurren a nuevas formas de resistencia para insistir en sus demandas. Aun cuando las reformas agrarias forzaron una redistribución de la tierra entre los grupos campesinos e indígenas, como en México, Bolivia y Nicaragua, los recursos financieros y técnicos complementarios requeridos para aprovechar las nuevas oportunidades fueron invariablemente colocados al servicio de otros.

LA DINÁMICA DE LA POBREZA RURAL

Por encima de todos estos factores, se encuentra el hecho de que la pobreza rural es la consecuencia histórica de los sistemas existentes de organización económica, los cuales continúan discriminando a los productores directos. Cuando se les compara con productores de otros sectores, se descubre que no están dotados de cantidades comparables de equipo que les permita elevar la productividad de la tierra y el trabajo. Sin embargo, es cada vez más preocupante que la organización de la producción en el agro del tercer mundo no sólo coloca a dichos productores en una desventaja con respecto a los de otros sectores, sino también en su lucha por competir contra los productores en otras partes del planeta. En el tercer mundo, carecen de acceso al apoyo técnico, financiero e institucional protector con que contaban los agricultores de otros países para enfrentar la competencia en periodos anteriores.

Estos problemas fundamentales pueden ser examinados más fácilmente identificando algunas de las causas principales de la pobreza rural, las cuales nos permiten elaborar los lineamentos para una estrategia alternativa del desarrollo rural sostenible.

1) Políticas macroeconómicas y sectoriales discriminatorias Como en los regímenes coloniales del pasado, los impuestos a la producción y a la exportación, los sistemas complejos de control de cambios y comercio con el extranjero (tipos de cambio sobrevaluados y tarifas protegidas para productos industriales) y los controles de precios sobre diversos bienes, son herramientas utilizadas para extraer plusvalía de los productores rurales. Con la llegada del periodo de la posguerra, nuevas formas de regulación fiscal y monetaria se adicionaron a esta caja de herramientas, conduciendo a la transferencia de riqueza de las comunidades rurales al sistema bancario y de ahí al financiamiento de la industrialización. Los altos costos e impactos arbitrarios de estos programas dejaron a los cultivos producidos por los pobres del campo (e incluso a algunos del sector moderno o empresarial) en manos del mercado mundial de bienes agrícolas, controlados por los monopolios internacionales.

Otras facetas de la agenda de política pública tienen el efecto de aumentar el producto mientras exacerban las desigualdades sociales que caracterizan a la mayoría de las sociedades rurales del tercer mundo. Los beneficios de la revolución verde, que condujeron a incrementos significativos de la productividad, fueron captados por aquellos grupos capaces de obtener acceso a los conocimientos técnicos, los financiamientos y la infraestructura. De modo similar, la inversión pública en sistemas de riego y colonización para expandir las fronteras productivas tendió a sobrecargarse para promover la agricultura comercial de gran escala sujeta a la mecanización. Tales programas no sólo han tenido efectos devastadores sobre el ambiente, sino que también son destructoras de la sociedad. Las poblaciones locales son reubicadas desventajosamente, o aún exterminadas, mientras la productividad de los ecosistemas de nueva explotación declina con rapidez. Los pequeños productores tradicionales son desplazados de sus comunidades históricas, al mismo tiempo que los nuevos sistemas generan riqueza para un pequeño grupo que rara vez contabiliza el daño ambiental que provoca.
Se requeriría un programa distinto para contrarrestar los efectos destructivos del control corporativo. Este facilitaría la aplicación de los principios de la agroecología a la agricultura de pequeña escala, reduciendo su dependencia de las prácticas destructivas y de los agroquímicos desarrollados para la producción de cultivos comerciales. Un énfasis renovado sería colocado en los alimentos populares producidos por los campesinos y/o sobre sus prioridades ambientales, tales como proyectos de micro-escala para el manejo de la tierra y del agua. No es una coincidencia que tales políticas también conduzcan a la creación de sistemas de desarrollo sostenible, como veremos en la última sección.

2) Sistemas de tenencia inadecuados y polarizados. La desigualdad de acceso a la tierra y la inseguridad en la tenencia de la tierra son los principales obstáculos para mantener y mejorar la calidad del ambiente. En gran parte del tercer mundo la propiedad de la tierra se mantiene altamente concentrada, a pesar de numerosos intentos de reforma agraria. A lo largo de Latinoamérica, el creciente número de parcelas minifundistas (2.2 por ciento anual de aumento desde el fin de la Segunda Guerra Mundial) y la reducción en el tamaño de las mismas ha creado un campesinado que está siendo expulsado de "sus roles de productores principalmente agrícolas y su consiguiente integración al mercado de trabajo", conforme los grandes agricultores continúan controlando la mayor parte de la tierra y una gran proporción de otros recursos rurales.

Los sistemas inadecuados de tenencia dificultan las iniciativas locales comprometidas con las tareas de conservación de agua y suelo. También estorban la distribución del crédito, impidiendo la inversión y otras acciones para aumentar la productividad. Estos problemas se vuelven más serios por el desconocimiento oficial de la propiedad comunal de importantes extensiones ("comunes") y los conflictos respecto a su uso. La "tragedia" de la sobre utilización en tales casos es tan importante que ha generado su propio grupo de especialistas (International Common Property Association) y laserie de propuestas que pudieran contribuir a los enfoques de desarrollo sostenible.

Irónicamente, las reformas agrarias también tienen efectos perniciosos, impidiendo a los beneficiarios proteger sus propios recursos. En muchas situaciones, las regulaciones limitan o prohíben varios tipos de transacciones con la tierra (ej., renta o alquiler) y limitan a los beneficiarios en su búsqueda de crédito; excluyéndolos, en consecuencia, del sistema bancario comercial. La aplicación de estas restricciones por las burocracias gubernamentales ineficientes y corruptas refuerza un sistema de privilegios que ha frenado la movilidad social y las mejoras agrícolas. Desafortunadamente, la carrera precipitada para escribir una legislación que "libere" a la tierra para su uso de la manera más productiva, otorgando títulos de propiedad y animando a las comunidades rurales a asociarse con el capital privado, puede exacerbar los problemas existentes. Si el campesinado no tiene acceso independiente a los mercados de capital y la asistencia técnica, no se le puede asegurar una capacidad autónoma para negociar efectivamente con inversionistas potenciales.

3) Sesgo anti-campesino en las instituciones de desarrollo. El sesgo anti campesino (o urbano) entre las agencias de desarrollo y aún dentro de las instituciones rurales, es particularmente preocupante. Los recursos son sistemáticamente negados para apoyar a los enfoques "campesinos" que buscan resolver sus problemas y fortalecer su organización social. Los campesinos son considerados retrógrados e incapaces de incorporar innovaciones a sus sistemas productivos. Los efectos económicos de esta perspectiva son especialmente problemáticos: la mano de obra se abarata y los recursos naturales son devaluados por las presiones competitivas de otros productores quienes disfrutan de crédito e insumos baratos. Esto es evidente en la manera diferencial en la que los precios de los productos campesinos y comerciales son manipulados por las agencias reguladoras; y en las decisiones acerca de la importación de bienes básicos que impactan negativamente a las zonas agrícolas de pequeña escala y de temporal con mayor frecuencia que a los prósperos sectores de agricultura de riego. Como resultado, aun cuando muchas de las innovaciones de la revolución verde y la biotecnologías son neutras en escala, han sido transformadas en mecanismos que agudizan la polarización social, a pesar de las intenciones originales de sus inventores.

El surgimiento de las ONGs como mecanismo para revertir este sesgo, tanto globalmente como dentro de las burocracias locales, es un punto notable de la transformación institucional, que se relaciona directamente con la ampliación de las estrategias alternativas del desarrollo rural, un tema a que regresaremos.

4) Distribución desigual del ingreso y del poder político En relación con los puntos anteriores, el sistema de caciques regionales o provinciales es frecuentemente uno de los obstáculos principales para el progreso de la gente pobre de las áreas rurales. En casos excepcionales, un líder patriarcal poderoso puede retener el control en una región pobre asegurando que los recursos sean distribuidos de manera equitativa y que los problemas sociales y políticos sean resueltos con los recursos locales, cuando es posible. Las formas que el caciquismo toma son demasiado numerosas para ser enumeradas aquí, pero los efectos son similares, y reminiscentes de las historias contadas sobre los caballeros señoriales de la época medieval. Una jerarquía de poder, algunas veces atada alos partidos políticos, que se extiende del Estado a las comunidades rurales, con frecuencia juega un papel determinante en la disponibilidad y distribución de los paquetes de ayuda, los proyectos de empleo y los programas de beneficio social.

4) Políticas inadecuadas de empleo. Aunque la tasa de crecimiento de la población es generalmente descendente, todavía se mantiene por encima de la del crecimiento de la fuerza de trabajo productiva. En todo el tercer mundo, uno de los más serios problemas que enfrentan los planificadores, es la creación de empleos remunerados. Tradicionalmente, una fuente importante de subsistencia para gran parte de la población, el empleo agrícola, ha caído precipitadamente en las décadas recientes.

Las tendencias son notables. Entre 1960-1980, los campesinos crecieron como proporción de la población económicamente activa de América Latina rural, de 60 a 65%, aún cuando la fuerza de trabajo agrícola se redujo de casi la mitad a menos de un tercio. Este cambio refleja la incorporación de tecnologías que desplazan mano de obra dentro en la agricultura comercial, llevando a un porcentaje menor de trabajo en esta área y dejando a muchos en el sector campesino por falta de mejores alternativas.

La apertura de las economías a la competencia internacional complica los problemas de dos formas: primero, las actividades productivas tradicionales están dejando de ser rentables, conforme los bienes de consumo importados desplazan a los producidos localmente; los mismos vendedores encuentran mayor ganancia en importar que en comprar productos nacionales. Segundo, la inversión extranjera trae nuevas tecnologías y aumenta la escala de producción, reduciendo la tasa de creación de empleo por debajo de las necesidades sociales.
5) Presiones contra las instituciones culturales locales. Conforme los campesinos son transformados en trabajadores "proletarizados", adquirieren todas las responsabilidades de tales grupos, sin ninguno de los beneficios que podría provenir de tener un ingreso seguro de retorno por su trabajo productivo (Barkin 1987). Esta transformación de la fuerza de trabajo es notable en muchas comunidades rurales donde los sistemas tradicionales de ayuda mutua y trabajo voluntario para proyectos de la comunidad están desapareciendo con rapidez sin reemplazos adecuados. La autoridad de la comunidad tradicional está siendo erosionada y desplazada por nuevas formas de imposición autoritaria.

El largo proceso de expulsión de los grupos indígenas hacia las tierras cada vez más marginales es uno de los factores más importantes que contribuye a la pérdida de la identidad cultural en el tercer mundo. En muchos casos, los nuevos colonizadores no tienen acceso o ignoran la información heredada sobre cómo manejar los ecosistemas que han ocupado. Esto se intensifica con los compromisos oficiales para implantar los sistemas tecnológicos de las zonas templadas, los cuales raramente son adecuados para las nuevas áreas ocupadas, con frecuencia en las bajas planicies de los trópicos. En muchos de estos casos, como veremos, se hace necesario generar un nuevo tipo de conocimiento apropiado, de modo que las poblaciones que se establecen puedan ser sensibilizadas a nuevos enfoques sostenibles para la sobrevivencia productiva.

7) La migración y la feminización de la pobreza. El papel de la mujer en la sociedad rural ha cambiado dramáticamente en décadas recientes. Con la proletarización de la fuerza de trabajo y la mayor dificultad para satisfacer las necesidades sociales con la producción de bienes agrícolas y rurales, la familia típica ha tenido que desarrollar complejas estrategias de sobrevivencia que implican migración y mayor participación en la fuerza de trabajo. Aun cuando más mujeres son trabajadoras asalariadas y migrantes, existe una tendencia mundial hacia más familias rurales encabezadas por ellas. A diferencia de épocas pasadas, en que el problema dominante de la mujer era el manejo de la casa y la crianza de los hijos, ahora asume la carga adicional de proporcionar la subsistencia básica y resolver otras necesidades familiares. Estas nuevas obligaciones no han disminuido las prácticas discriminatorias que limitan el acceso de las mujeres a la educación y a las oportunidades económicas.

Conforme el ambiente es degradado, la vida en el sector rural se ha hecho más difícil, complicando las tareas de las mujeres. Con la deforestación, la búsqueda de combustible requiere viajes más largos y con frecuencia sacrificar los árboles más jóvenes en laderas de mayor pendiente; de modo similar, la tarea de asegurar la disponibilidad de agua también se está haciendo más ardua. Tal carga afecta la nutrición familiar, ya que los huertos donde se cultivaban frutas y vegetales y se criaban pequeños animales de traspatio a través de desperdicios y esquilmos agrícolas, con frecuencia ya no pueden producirse por la presión de realizar otras actividades.

8) El factor urbano y la pobreza rural. La urbanización en el tercer mundo está creando redes de áreas densamente pobladas, en gran parte con migrantes rurales. Crecientemente, las familias rurales reciben remesas de dinero de sus parientes en las ciudades -y a través de la migración internacional- para su mera subsistencia. Conforme se expanden las áreas urbanas, ellos hacen demandas enormes de recursos y de lugares para depositar su basura, sin ninguna contraprestación para responder a los problemas de la mayor parte de la gente pobre.

En este complejo telón que relaciona lo rural con lo urbano, las dicotomías de épocas pasadas no son útiles ya para el campesinado y el proletariado. El ingreso proveniente de fuentes externas a la comunidad es ahora una parte integral de los ingresos rurales, mientras que las múltiples habilidades adquiridas en estos empleos podrían contribuir a diversificar la base económica de las áreas rurales. De manera inversa, las poblaciones rurales y su experiencia también tienen un gran potencial para contribuir al mejoramiento de la vida nacional. En todo el tercer mundo, las importantes diferencias en la productividad y los ingresos entre la industria y la agricultura han creado una barrera para la integración de un desarrollo urbano más equilibrado, que incluiría un patrón diversificado de uso del suelo. Por ejemplo, la posibilidad de producir alimentos en áreas urbanas como parte de una respuesta al creciente desempleo podría bajar los costos de transporte y las tasas de crecimiento urbano.

Con el deterioro del empleo y la discriminación contra los pequeños productores rurales, no sorprende que la degradación ambiental avance rápidamente. La gente está siendo obligada a entrar en la fuerza de trabajo urbano, mientras los salarios reales y los ingresos rurales bajan. Una parte creciente debe refugiarse en las comunidades campesinas, recurriéndose a técnicas destructivas sólo para sobrevivir. Desde esta perspectiva, se requiere de un nuevo programa de creación de empleos productivos en las áreas rurales para aumentar los ingresos, mejorar los niveles de vida y proteger el ambiente.

viernes, 1 de junio de 2007

FISIOLOGIA VEGETAL:ENZIMAS

FISIOLOGIA VEGETALIngº.
Fernando S. Gonzáles Huiman

1.1. INTRODUCCIÓN
Las enzimas son biocatalizadores de naturaleza proteica. Todas las reacciones químicas del metabolismo celular se realizan gracias a la acción de catalizadores o enzimas. La sustancia sobre lo que actúa una enzima se denomina substrato. Pasteur descubrió que la fermentación del azúcar mediante levaduras, con su conversión en alcohol etílico y anhídrido carbónico es catalizada por fermentos o enzimas. En 1897 Buchner logro extraer de las células de levadura las enzimas que catalizan la fermentación alcohólica. Summer en 1926, aisló en forma cristalina la enzima ureasa, a partir de extractos obtenidos de Cannavalia enzyformis (Fabaceae) la que hidroliza la urea según la siguiente reacción:

ureasa
(NH2)2CO + H2O __________ CO2 + 2NH3

En 1930, Northrop aisló en forma cristalina las enzimas digestivas: pepsina, tripsina y quimo tripsina. En la actualidad se conocen mas de 2 000 enzimas que han sido aisladas en forma cristalina.

Cada célula y cada tejido tienen su actividad propia, lo que comporta continuos cambios en su estado bioquímico, en la base de la cual están las enzimas, que tienen el poder de catalizar, facilitar, y agilizar determinados procesos sintéticos y analíticos. Los propios genes son reguladores de la producción de las enzimas; por tanto, genes y enzimas pueden considerados como las unidades fundamentales de la vida.

Este concepto poco difundido casi hasta el siglo XX, se ha desarrollado y concretado cada vez mas, y constituye un componente esencial de diversas disciplinas: la microbiología, la fisiología, la bioquímica, la inmunología y la taxonomía, formando además parte del campo aplicado, en gran variedad de industrias. El rasgo particular de las enzimas es que pueden catalizar procesos químicos a baja temperatura, compatible con la propia vida, sin el empleo de sustancias lesivas para los tejidos. La vida es, en síntesis, una cadena de procesos enzimáticos, desde aquellos que tienen por sustratos los materiales mas simples, como el agua (H2O) y el anhídrido carbónico (CO2), presentes en los vegetales para la formación de hidratos de carbono, hasta los mas complicados que utilizan sustratos muy complejos.
La formación de los prótidos, los glúcidos y los lípidos es un ejemplo típico: Son a la vez degradados y reconstruidos por otras reacciones enzimáticas, produciendo energía a una velocidad adecuada para el organismo, sin el gasto energético que exigen los métodos químicos de laboratorio.

Desde el punto de vista químico, las enzimas están formadas de carbono (C), Hidrógeno (H), oxigeno (O), Nitrógeno (N), y Azufre (S) combinados, pero siempre con peso molecular bastante elevado y común propiedades catalíticas especificas.
En términos generales los catalizadores se caracterizan por las siguientes propiedades:

1º. Son eficaces en pequeñas cantidades. Tienen un número de recambio alto, que varia entre 100 y 36 millones (anhidrasa carbónica). El número de recambio o actividad molar, se define como la cantidad de substrato transformado en la unidad de tiempo por una cantidad dada de enzima, por Ej. La catalasa hidroliza 5,6 * 105 moléculas de H2 O2 por molécula de enzima por minuto, por lo que su número de recambio es 5,6 * 105.

2º. No se alteran durante las reacciones en que participan.
3º. Aceleran el proceso para la obtención del equilibrio de una reacción reversible.
4º. Muestran especificidad. La acción de la enzima es extremadamente selectiva sobre un substrato específico.

Las enzimas tienen pesos moleculares que oscilan entre 12,000 y Un millón. Algunas enzimas son proteínas conjugadas; ya que poseen un grupo no proteico o prostético, por Ej. Un azúcar - glucoproteínas, un lípido –lipoproteína, un ácido nucleico –nucleoproteínas.

ESTRUCTURA ENZIMÁTICA
Por su estructura y composición química puede afirmarse que el origen de las enzimas esta vinculando al origen de las sustancias proteicas. Al hablar del origen de la vida se ha citado el éxito de los experimentos realizados en el laboratorio para la producción de aminoácidos; estos aminoácidos son los que precisamente constituyen la base del edificio proteico. También en el laboratorio se ha intentado la síntesis de proteínas a partir de aminoácidos.

La sede de las enzimas es el citoplasma. Los cloroplastos vegetales contienen una amplia gama enzimas encargadas de la función clorofílica, proceso que a través de reacciones químicas complejas y encadenadas transforman compuestos inorgánicos, como el agua, y el anhídrido carbónico, en sustancias complejas adecuadas para ser entre otras cosas el alimento fundamental de los animales.
En las mitocondrias existe un sistema de transporte de electrones que determinan importantes fenómenos de oxidorreducción, durante los cuales se forman notables cantidades de ATP, que es un compuesto altamente energético del que depende la mayor parte de metabolismo, y coma, por tanto el trabajo de las células; en las mitocondrias se produce el metabolismo enzimático de los ácidos grasos, los cuales son en parte elaborados también en el citoplasma.
En los ribosomas tiene lugar concretamente todas la s síntesis de las sustancias proteicas, mientras que en los lisosomas se producen enzimas hidrolíticos cuya misión escindir, con la intervención del agua, moléculas grandes en otras menores, que pueden a su vez ser utilizadas por las células; en cambio, las enzimas glucolíticos están difundidos en el citoplasma.
La localización de las sedes de las distintas operaciones enzimáticas antes mencionadas ha sido posible a través del sistema de ruptura de las células y de la separación de los distintos componentes mediante centrifugación diferencial del homogeneizado de estas la ruptura celular y la subdivisión de los componentes subcelulares se realizan actualmente utilizando los tejidos, por ejemplo con saltos bruscos desde temperaturas inferiores a 0° C hasta temperaturas mas elevadas con cambios de presión osmótica o mediante ultrasonidos.
Una enzima completa se denomina holoenzima, y esta formada por una parte proteica (apoenzima) y un cofactor no proteico (coenzima):

HOLOENZIMA = APOENZIMA + COENZIMA

Entre los cofactores que requieren las enzimas para su funcionamiento estan las coenzimas: NADPH+H (nicotinamida adenina dinucleótido fosfato reducido), NAD (nicotinamida adenina dinucleótido), FAD (flavina adenina dinucletido), piridoxal, biotina, tiamina, acido tetrahidrofólico, cobalamina de los minerales para el buen funcionamiento y crecimiento de las plantas.

ACTIVADORES ENZIMATICOS
Es cualquier factor que permita por una parte atraer al sustrato a su centro activo; además, algo que permita la rápida salida de los productos también pude considerarse como un activador. Así se reconocen diversas posibilidades:
1.Activación iónica. Numerosos metales monodivalentes son necesarios para la actividad enzimática de diversos sistemas. Destacan entre ellos los siguientes: K+, Mn++, Mg++, Ca++, Fe+++, Cu+, Cu++, etc. A menudo el metal, a estas condiciones, es el centro que permite la unión conjunta del sustrato, de la coenzima y de la misma apoenzima con la que forma quelatos (de chelos, garra; complejos moleculares sostenidos por un metal) al unirse con grupos cargados eléctricamente. Muy a menudo se demuestra que es posible sustituir los metales divalentes entre ellos, sin grandes modificaciones de la velocidad de la reacción.
Los metales como el hierro, el cobre y el molibdeno, actúan a menudo como transportadores de electrones y no se les puede considerar activadores en el sentido estricto pues forman parte integral del grupo prostético. Algunos aniones también son necesarios para la actividad de ciertas enzimas; bien conocido es el caso del Cl-, el que puede sustituirse, a un cuando con baja de la velocidad, por Br-, para la amilasa salival; o el propio radical fosfato que se requiere en reacciones de fosforilación.
2. Activación por el grupo prostético. En determinadas reacciones estos son indispensables para el trabajo de la enzima y constituyen, en rigor, la parte funcional activa del sistema.
3.Activación de la apoenzima. Consiste en la obtención de una correcta estructura del centro activo de la proteína con actividad enzimática, ya referido anteriormente.
Varias enzimas sólo pueden funcionar en presencia de uno o más iones o de determinadas moléculas llamadas activadores enzimáticos. Estas moléculas no toman parte directa en la acción, pero mantienen a la enzima, en un estado catalítico activo. Entre los iones más comunes encontramos al potasio (K+), el magnesio (Mg++), el calcio (Ca++), el cobalto (Co++), el zinc (Zn++) y el aluminio (Al+++). A estas moléculas activadoras se les llama coenzimas y también pueden ser proteínas.

Función de los grupos enzimáticos
1. Oxido-reductasas: Son las enzimas relacionadas con las oxidaciones y las reducciones biológicas que intervienen de modo fundamental en los procesos de respiración y fermentación. Las oxidorreductasas son importantes a nivel de algunas cadenas metabólicas, como la escisión enzimática de la glucosa, fabricando también el ATP, verdadero almacén de energía. Extrayendo dos átomos de hidrógeno, catalizan las oxidaciones de muchas moléculas orgánicas presentes en el protoplasma; los átomos de hidrógeno tomados del sustrato son cedidos a algún captor.
En esta clase se encuentran las siguientes subclases principales: Deshidrogenasas y oxidasas. Son más de un centenar de enzimas en cuyos sistemas actúan como donadores, alcoholes, oxácidos aldehídos, cetonas, aminoácidos, DPNH2, TPNH2, y muchos otros compuestos y, como receptores, las propias coenzimas DPN y TPN, citocromos, O2, etc.
2. Las Transferasas: Estas enzimas catalizan la transferencia de una parte de la molécula (dadora) a otra (aceptora). Su clasificación se basa en la naturaleza química del sustrato atacado y en la del aceptor. También este grupo de enzimas actúan sobre los sustratos mas diversos, transfiriendo grupos metilo, aldehído, glucósido, amina, sulfató, sulfúrico, etc.
3. Las Hidrolasas: Esta clase de enzimas actúan normalmente sobre las grandes moléculas del protoplasma, como son la de glicógeno, las grasas y las proteínas. La acción catalítica se expresa en la escisión de los enlaces entre átomos de carbono y nitrógeno (C-N) o carbono oxigeno (C-O); Simultáneamente se obtiene la hidrólisis (reacción de un compuesto con el agua) de una molécula de agua. El hidrógeno y el oxidrilo resultantes de la hidrólisis se unen respectivamente a las dos moléculas obtenidas por la ruptura de los mencionados enlaces. La clasificación de estas enzimas se realiza en función del tipo de enlace químico sobre el que actúan. A este grupo pertenecen proteínas muy conocidas: la pepsina, presente en el jugo gástrico, y la tripsina y la quimiotripsina, segregada por el páncreas. Desempeñan un papel esencial en los procesos digestivos, puesto que hidrolizan enlaces pépticos, esféricos y glucosiditos.
4. Las isomerasas: Transforman ciertas sustancias en otras isómeras, es decir, de idéntica formula empírica pero con distinto desarrollo. Son las enzimas que catalizan diversos tipos de isomerización, sea óptica, geométrica, funcional, de posición, etc. Se dividen en varias subclases.
Las racemasas y las epimerasas actúan en la racemización de los aminoácidos y en la epimerización de los azúcares. Las primeras son en realidad pares de enzimas específicas para los dos isómeros y que producen un solo producto común. Las isomerasas cis – trans modifican la configuración geométrica a nivel de un doble ligadura. Las óxido – reductasas intramoleculares catalizan la interconversión de aldosas y cetosas, oxidando un grupo CHOH y reduciendo al mismo tiempo al C = O vecino, como en el caso de la triosa fosfato isomerasa, presente en el proceso de la glucólisis ; en otros casos cambian de lugar dobles ligaduras, como en la (tabla) isopentenil fosfato isomerasa, indispensable en el cambio biosinético del escualeno y el colesterol. Por fin las transferasas intramoleculares (o mutasas) pueden facilitar el traspaso de grupos acilo, o fosforilo de una parte a otra de la molécula, como la lisolecitina acil mutasa que transforma la 2 – lisolecitina en 3 – lisolecitina, etc. Algunas isomerasa actúan realizando inversiones muy complejas, como transformar compuestos aldehídos en compuestos cetona, o viceversa. Estas ultimas desarrollan una oxidorreducción dentro de la propia molécula (oxidorreductasa intramoleculares) sobre la que actúan, quitando hidrógeno, a algunos grupos y reduciendo otros; actúan ampliamente sobre los aminoácidos, los hidroxácidos, hidratos de carbono y sus derivados.
5. Las Liasas: Estas enzimas escinden (raramente construyen) enlaces entre átomos de carbono, o bien entre carbono y oxigeno, carbono y nitrógeno, y carbono y azufre. Los grupos separados de las moléculas que de sustrato son casi el agua, el anhídrido carbónico, y el amoniaco. Algunas liasa actúan sobre compuestos orgánicos fosforados muy tóxicos, escindiéndolos; otros separan el carbono de numerosos sustratos.
6. Las Ligasas: Es un grupo de enzimas que permite la unión de dos moléculas, lo cual sucede simultáneamente a la degradación del ATP, que, en rigor, libera la energía necesaria para llevar a cabo la unión de las primeras. Se trata de un grupo de enzimas muy importantes y recién conocidas, pues antes se pensaba que este efecto se llevaba a cabo por la acción conjunta de dos enzimas, una fosfocinasa, para fosforilar a una sustancia A (A + ATP A - ℗ + ADP) y una transferasa que pasaría y uniría esa sustancia A, con otra, B (A -℗ + B A – B + Pi). A este grupo pertenecen enzimas de gran relevancia reciente, como las aminoácido –ARNt ligasas conocidas habitualmente con el nombre de sintetasas de aminoácidos –ARNt o enzimas activadoras de aminoácidos que representan el primer paso en el proceso biosintético de las proteínas, y que forman uniones C-O; las ácido-tiol ligasas, un ejemplo típico de las cuales es la acetil coenzima. A sintetasa, que forma acetil coenzima. A partir de ácido acético y coenzima A; las ligasas ácido – amoniaco (glutamina sintetasa), y las ligasas ácido-aminoácido o sintetasas de péptidos, algunos de cuyos ejemplos más conocidos son la glutación sintetasa, la carnosina sintetasa, etc.
La acción de estas enzimas se manifiesta con la formación de enlaces entre átomos de carbono y oxigeno de diversas moléculas, o bien entre carbono y azufre, carbono y nitrógeno y carbono y carbono. Las ligasas utilizan siempre, para el proceso de reacción, la energía proporcionada por el ATP o compuestos homólogos que son degradados, Por consiguiente las enzimas de esta clase son los únicos que intervienen en reacción no espontánea desde un punto de vista termodinámico; Actúan sobre los sustratos más diversos y revisten particular importancia en el metabolismo de los ácidos nucleicos. Estas reacciones enzimáticas se desarrollan en dos tiempos: en el primero se forma un complejo intermedio con potencia energética muy alta-, en el segundo utilizan la energía obtenida para realizar la reacción de síntesis.

CATÁLISIS MOLECULAR
Un catalizador modifica la velocidad de una reacción química sin ser utilizado o aparecer como uno de los productos de la reacción. Una reacción química en la que un substrato (S) se transforma en un producto (P), ocurre por cierta fracción de moléculas de S, posee mucha mas energía que el resto de ellas, lo que es suficiente para que alcancen un estado activado, en el que pueda formarse o romperse un enlace químico y se forme el producto (P).

La energía de activación es la cantidad de energía expresada en calorías, necesaria para que todas las moléculas de un mol, a una temperatura dada alcancen el estado reactivo.

Mientras que, el estado de transición es el estado rico en energía de las moléculas que interaccionan en la cima de la barrera de activación. La velocidad de una reacción química es proporcional a la concentración del complejo en el estado de transición.

Una reacción química se puede acelerar de la siguiente forma.

1. Al aumentar la temperatura se incrementa la energía cinética, por lo que es mayor el número de moléculas que alcanzan el estado de transición. Generalmente el Q10 =2, lo que indica que la velocidad de una reacción química se duplica al aumentar la temperatura en 100 C.
2. Añadiendo un catalizador, que disminuye la energía de activación y aumenta la velocidad de reacción.

La enzima (E), se combina con el substrato (S) formando el complejo de transición, enzima-substrato (E-S), mediante una reacción reversible, cuya energía de activación es menor que la de la reacción no canalizada. Cuando se forma el producto de la reacción (P), se regenera de nuevo la enzima (E) de forma libre, la que puede combinarse de nuevo con otra molécula de substrato (S).


ALGUNAS PREGUNTAS PARA EL EXAMEN DE ENZIMAS

1. (Múltiple Elección): La actividad de un enzima es sensible a factores como
A) El pH
B) la temperatura
C) la presencia o ausencia de cofactores
D) la cantidad de enzima que se va consumiendo a lo largo de la reacción

2. (Múltiple Elección): Los cofactores
A) Son fundamentales para la actividad de muchos enzimas
B) pueden llegar a participar en el mecanismo de la reacción
C) son siempre moléculas orgánicas complejas
D) pueden unirse covalentemente al enzima

3. (Múltiple Elección): En un enzima, el centro activo
A) Es el lugar al que se une el sustrato
B) no participa en el mecanismo de la reacción, sino sólo en la unión del sustrato
C) participa tanto en la unión del sustrato como en el mecanismo de la reacción
D) permite seleccionar el tipo de sustratos que se van a unir al enzima

4. (Múltiple Elección): Los catalizadores son sustancias
A) Que se unen al enzima por su centro activo
B) que se consumen rápidamente durante la reacción, pero contribuyen a que sea más rápida
C) que no hacen posibles las reacciones que no son espontáneas
D) que pueden ser tanto orgánicas como inorgánicas

5. (Múltiple Elección): Al estudiar la cinética de un enzima michaeliano (V0 frente a [S]0) se observa que
A) A [S]0 pequeñas, la reacción es de primer orden
B) a [S]0 pequeñas, la reacción es de orden cero
C) a [S]0 grandes, la reacción es de primer orden
D) a [S]0 grandes, la reacción es de orden cero

6. (Múltiple Elección): Si la KM de un enzima para un sustrato es muy elevada, puedo suponer que
A) Se trata del sustrato natural
B) el complejo enzima-sustrato (ES) es muy estable
C) el enzima tiene poca afinidad hacia ese sustrato
D) la velocidad a la que se forma el complejo ES es menor que la velocidad a que se destruye

7. (Múltiple Elección): Un inhibidor competitivo
A) Tiene una estructura parecida al sustrato natural
B) se une al centro activo del enzima
C) también se llama cofactor
D) disminuye la velocidad de la reacción

8. (Múltiple Elección): La energía de activación
A) Es la que se desprende en el transcurso de una reacción
B) aumenta por la acción de los catalizadores
C) no se ve afectada por la acción de los catalizadores
D) disminuye por la acción de los catalizadores

9. (Múltiple Elección): En la formación del complejo enzima-sustrato
A) El sustrato se une al enzima en un lugar cercano al centro activo
B) el sustrato se suele unir al centro activo por complementariedad de estructuras
C) el sustrato puede provocar cambios conformacionales en el centro activo
D) se debilitan los enlaces químicos de la molécula de sustrato

10. (Múltiple Elección): La enzima catalasa es:
A) Una oxidorreductasa
B) una liasa
C) una transferasa
D) una isomerasa

11. (Múltiple Elección): Los cofactores
A) son fundamentales para la actividad de muchos enzimas
B) pueden llegar a participar en el mecanismo de la reacción
C) son siempre moléculas orgánicas complejas
D) pueden unirse covalentemente al enzima

12. (Múltiple Elección): El número de reacciones elementales que realiza un enzima por cada centro activo y por unidad de tiempo se define como
A) Unidad de actividad enzimática
B) actividad específica
C) especificidad
D) número de recambio

13. (Múltiple Elección): La representación de Lineweaver-Burk aplicada a un enzima michaeliano origina una recta en la que el valor KM/Vmax corresponde a
A) La pendiente
B) la ordenada en el origen
C) la abscisa en el origen
D) al punto de inflexión

14. (Múltiple Elección): Los enzimas alostéricos
A) Pueden variar mucho su velocidad en respuesta a pequeños cambios en la [S]0
B) presentan una gráfica v0 frente a [S]0 con forma sigmoidea
C) son aquéllos en los que el sustrato no se une al centro activo
D) siguen el modelo cinético de Michaelis-Menten

15. (Múltiple Elección): Se define katal como la cantidad de enzima que cataliza la conversión de
A) 1 mol de sustrato por minuto
B) un mol de sustrato por minuto
C) un mol de sustrato por segundo
D) 1 mol de sustrato por segundo

*Cada pregunta tiene más de una respuesta…De éstas preguntas el 50% serán para el examen…..LA SEGUNDA PARTE SE ENCUENTRA EN www.fgonzalesh.blogspot.com

lunes, 19 de marzo de 2007

Conservación y utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la producción de alimentos y la agricultura sostenible

Mazorcas de maíz
INGº M.Sc. FERNANDO S. GONZALES HUIMAN
DOCENTE DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA DE LA SELVA, TINGO MARÍA-PERÚ.
Los recursos fitogenéticos que se utilizan en la agricultura son un elemento esencial para atender a las necesidades futuras de alimentos. Las amenazas que se ciernen sobre esos recursos van en aumento y los esfuerzos desplegados para conservar, mejorar y aprovechar la diversidad genética no cuentan con la financiación ni el personal necesario. La seguridad de muchos de los bancos de genes es inadecuada y, en algunos casos, la pérdida de diversidad fitogenética en esos bancos es tan grande como sobre el terreno.

Se debe salvaguardar los recursos genéticos mundiales, preservándolos para que puedan utilizarse en forma sostenible. Esto incluye la adopción de medidas que faciliten la conservación y el uso de los recursos fitogenéticos, la creación de redes de zonas de conservación in situ y la utilización de instrumentos, como, por ejemplo, las colecciones ex situ y los bancos de plasma germinal.
Cabría hacer especial hincapié en el desarrollo de la capacidad local para la caracterización, evaluación y utilización de los recursos fitogenéticos para la agricultura, especialmente para los cultivos menores y otras especies para cultivos alimentarios y de otro tipo utilizadas poco o nada, entre ellas especies arbóreas para la agrosilvicultura. Las actividades subsiguientes podrían orientarse hacia la consolidación y gestión eficiente de las redes de zonas de conservación in situ y el uso de instrumentos como, por ejemplo, las colecciones ex situ y los bancos de plasma germinal.
Los mecanismos nacionales e internacionales existentes adolecen de importantes disparidades y deficiencias en lo que respecta a su capacidad de evaluar, estudiar, vigilar y utilizar los recursos fitogenéticos para aumentar la producción de alimentos. La capacidad, las estructuras y los programas existentes son en general inadecuados y su financiación dista de ser suficiente. Hay un desgaste genético de ciertas especies de cultivos de incalculable valor. La diversidad actual de las especies de cultivos no se utiliza hasta donde es posible hacerlo para aumentar la producción de alimentos en forma sostenible.

Los objetivos que se deben de tener en cuenta son:

a. Terminar cuanto antes la primera regeneración y duplicación segura de todas las colecciones ex situ existentes en el mundo entero;
b. Reunir y estudiar plantas útiles para aumentar la producción de alimentos, mediante la realización de actividades conjuntas, entre ellas las de formación, en el marco de redes de instituciones cooperadoras;
c. A más tardar en el año 2000, adoptar políticas y fortalecer o establecer programas de conservación y uso sostenible in situ, en las explotaciones agrícolas y ex situ, de los recursos fitogenéticos para la agricultura, integrado todo ello en estrategias y programas de agricultura sostenible;
d. Tomar medidas adecuadas para lograr una distribución justa y equitativa de los beneficios y resultados de las actividades de investigación y desarrollo en genética vegetal entre las fuentes y los usuarios de los recursos fitogenéticos.

Para eso los gobiernos, al nivel que corresponda y con el apoyo de las organizaciones internacionales y regionales competentes, deberían:

a) Desarrollar y reforzar la capacidad institucional, las estructuras y los programas para la conservación y el empleo de los recursos fitogenéticos para la agricultura;
b) Reforzar la investigación por el sector público de la utilización de los recursos fitogenéticos para la agricultura, con miras a lograr los objetivos de la agricultura y el desarrollo rural sostenibles;
c) Establecer servicios de multiplicación/propagación, intercambio y difusión de recursos fitogenéticos para la agricultura (semillas y plantones), sobre todo en los países en desarrollo, y supervisar, controlar y evaluar la introducción de plantas;
d) Preparar planes o programas de acción prioritaria relativos a la conservación y el uso sostenible de los recursos fitogenéticos para la agricultura basados, según proceda, en estudios nacionales sobre los recursos fitogenéticos para la agricultura;
e) Promover la diversificación de cultivos en los sistemas agrícolas en que corresponda, incluidas nuevas plantas con valor potencial como cultivos alimentarios;
f) Promover la utilización de plantas y cultivos poco conocidos, pero potencialmente aprovechables, así como las investigaciones sobre el particular;
g) Fortalecer la capacidad de los países para utilizar los recursos fitogenéticos para la agricultura, así como su capacidad en genética vegetal y en la producción de semillas, tanto en las instituciones especializadas como en las comunidades agrícolas.


La información con que se debe contar es la de:

a) Elaborar estrategias para la creación de redes de zonas de conservación in situ y la utilización de instrumentos, como, por ejemplo, las colecciones ex situ en las explotaciones agrícolas, los bancos de plasma germinal y las tecnologías del caso;
b) Establecer redes de colecciones básicas ex situ;
c) Preparar informes periódicos sobre la situación mundial de los recursos fitogenéticos para la agricultura utilizando los sistemas y procedimientos existentes;
d) Caracterizar y evaluar el material reunido sobre recursos fitogenéticos para la agricultura; divulgar información para facilitar el uso de las colecciones de esos recursos; y evaluar la variación genética de las colecciones.
A nivel de Coperación Técnica Internacional, los organismos de las Naciones Unidas y las organizaciones regionales pertinentes deberían:

a) Reforzar el sistema mundial de conservación y empleo sostenible de recursos fitogenéticos para la agricultura mediante, entre otras cosas, la aceleración del proceso de elaboración del Sistema mundial de información y alerta a fin de facilitar el intercambio de información; establecer medios de promover la transferencia de tecnologías ecológicamente racionales, en particular a los países en desarrollo; y tomar nuevas medidas para hacer realidad los derechos del agricultor;
b) Establecer redes subregionales, regionales y mundiales de recursos fitogenéticos para la agricultura en zonas protegidas in situ;
c) Preparar informes periódicos de la situación mundial en materia de recursos fitogenéticos para la agricultura;
d) Preparar un plan rotatorio de cooperación mundial en la esfera de los recursos fitogenéticos para la agricultura;
e) Promover la celebración, en 1994, de la cuarta Conferencia técnica internacional sobre la conservación y el uso sostenible de los recursos fitogenéticos para la agricultura, que habrá de aprobar el primer informe sobre la situación mundial y el primer plan de acción mundial de conservación y empleo sostenible de recursos fitogenéticos para la agricultura;
f) Ajustar el Sistema mundial de conservación y empleo sostenible de recursos fitogenéticos para la agricultura a los resultados de las negociaciones relativas a un convenio sobre la diversidad biológica.

Además, los gobiernos, al nivel que corresponda y con el apoyo de las organizaciones internacionales y regionales competentes, deberían de desarrollar los recursos humanos, bajo los siguientes criterios:

a) Promover programas de formación a nivel universitario y de posgrado en ciencias de la conservación, para la administración de servicios sobre recursos fitogenéticos para la agricultura y para la formulación y ejecución de programas nacionales sobre dichos recursos;
b) Dar a conocer mejor los servicios de extensión agrícola con el fin de vincular las actividades sobre recursos fitogenéticos para la agricultura con las comunidades de usuarios;
c) Preparar materiales didácticos para promover la conservación y utilización de los recursos fitogenéticos para la agricultura en el plano local.
d) Aumento de la capacidad
Finalmente los gobiernos, al nivel que corresponda y con el apoyo de las Cooperación Técnica Internacional y de organismos competentes competentes, deberían elaborar políticas de alcance nacional para conferir un régimen jurídico a los recursos fitogenéticos para la agricultura y reforzar sus aspectos legales, así como comprometer fondos a largo plazo para financiar las colecciones de plasma germinal y la ejecución de actividades en relación con esos recursos.

sábado, 10 de marzo de 2007

LA DEGRADACIÓN DE LOS SUELOS ES UN PROBLEMA AMBIENTAL

Degradación de los bosques de la selva alta-Tingo María, Perú
INGº. M.Sc. FERNANDO S. GONZALES HUIMAN
DOCENTE DE LA FACULTAD DE AGRONOMÍA - UNAS.
La degradación de las tierras es el problema ambiental más importante con que se enfrentan tanto los países desarrollados como los países en desarrollo. El problema de la erosión de los suelos es particularmente agudo en los países en desarrollo, en tanto que los problemas de salinización, anegamiento, contaminación del suelo y pérdida de fertilidad del suelo aumentan en todos los países. La degradación de las tierras es grave porque la productividad de vastas zonas está disminuyendo precisamente en un momento en que aumenta rápidamente la población y se acrecienta la demanda de tierras para producir más alimentos, fibras y combustible. Los esfuerzos desplegados para luchar contra la degradación de las tierras, particularmente en los países en desarrollo, han tenido hasta ahora sólo un éxito limitado. Se necesitan programas nacionales y regionales bien concebidos y a largo plazo de conservación y rehabilitación de las tierras, junto con un decidido apoyo político y una financiación adecuada. Aunque la planificación del uso de las tierras y su zonificación debieran aportar soluciones a largo plazo al problema de la degradación, es urgente detener ésta e iniciar programas de conservación y rehabilitación en las zonas más críticamente afectadas y vulnerables.
Los objetivos que se deben de tener en cuenta para poder desarrollar programas con éxito para enfrenatra éste serio problema serían:
a) Para el año 2000, iniciar o examinar, según proceda, estudios nacionales sobre recursos de tierras, con pormenores sobre el lugar, la extensión y la gravedad de la degradación de las tierras;
b) Preparar y poner en práctica políticas y programas amplios para la recuperación de las tierras degradadas y la conservación de las zonas en peligro, así como mejorar la planificación general, la ordenación y el aprovechamiento de los recursos de tierras y conservar la fertilidad del suelo para lograr un desarrollo agrícola sostenible.
Las actividades de gestión serían:
Los gobiernos, al nivel que corresponda y con el apoyo de las organizaciones internacionales y regionales competentes, deberían de:

a) Elaborar y ejecutar programas para suprimir y resolver las causas físicas, sociales y económicas de la degradación de las tierras, como el régimen de tenencia de la tierra, los sistemas de comercio inadecuados y los sistemas de fijación de precios agrícolas, que conducen a una ordenación inadecuada de las tierras;

b) Proporcionar incentivos y, cuando proceda y sea posible, recursos para la participación de las comunidades locales en la planificación, ejecución y mantenimiento de sus propios programas de conservación y bonificación de las tierras;

c) Elaborar y ejecutar programas de rehabilitación de las tierras degradadas por el anegamiento y la salinidad;
d) Elaborar y ejecutar programas para el aprovechamiento progresivo de las tierras no cultivadas con posibilidades de explotación agrícola de manera sostenible.
Para ésto deberían de contar con una fuente de información y para esto se debería:
a) Realizar estudios periódicos para evaluar la extensión y el estado de sus recursos de tierras;

b) Establecer bases de datos nacionales sobre recursos de tierras y fortalecer las existentes, en las que se deberá indicar el lugar, la extensión y la gravedad de la degradación de las tierras, así como las zonas en peligro, y evaluar la marcha de los programas de conservación y rehabilitación iniciados en relación con ella;

c) Reunir y conservar información sobre prácticas autóctonas de conservación y rehabilitación y sistemas de explotación agrícola, que sirva de base para los programas de investigación y extensión.
Cooperación y coordinación en los planos internacional y regional

Los organismos de las Naciones Unidas, las organizaciones regionales y las organizaciones no gubernamentales competentes deberían:

a) Elaborar programas prioritarios de conservación y rehabilitación que incluyan servicios de asesoramiento a los gobiernos y las organizaciones regionales;

b) Establecer redes regionales y subregionales para que científicos y técnicos puedan intercambiar experiencias, elaborar programas conjuntos y difundir tecnologías de probado éxito sobre conservación y rehabilitación de las tierras.
Medios científicos y tecnológicos

Los gobiernos, al nivel que corresponda y con el apoyo de las organizaciones internacionales y regionales competentes, deberían ayudar a las comunidades de familias campesinas a investigar y fomentar tecnologías y sistemas de explotación agrícola adecuados para el lugar, que permitan conservar y rehabilitar las tierras, y aumentar al mismo tiempo la producción agrícola, entre ellos la agrosilvicultura orientada hacia la conservación, el cultivo en terrazas y el cultivo mixto.
Desarrollo de los recursos humanos

Los gobiernos, al nivel que corresponda y con el apoyo de las organizaciones internacionales y regionales competentes, deberían impartir capacitación al personal sobre el terreno y a los usuarios de las tierras en la utilización de técnicas autóctonas y modernas de conservación y rehabilitación, y establecer centros de formación para el personal que lleva a cabo labores de extensión y para los usuarios de las tierras.

Aumento de la capacidad

Además, los gobiernos, al nivel que corresponda y con el apoyo de las organizaciones internacionales y regionales competentes, deberían:

a) Desarrollar y reforzar la capacidad de las instituciones nacionales de investigación para determinar y aplicar prácticas eficaces de conservación y rehabilitación que sean apropiadas para las condiciones físicas y socioeconómicas de los usuarios de las tierras;

b) Coordinar todas las políticas, las estrategias y los programas de conservación y rehabilitación de tierras, con los programas en curso conexos, como los programas nacionales de acción sobre el medio ambiente, el Plan de acción de las selvas tropicales y los programas nacionales de desarrollo.